http://www.educa.madrid.org/web/ies.sancristobal.madrid/El barrio se construye a finales de los años cincuenta sobre un antiguo tejar del siglo XIX. En sus primeros momentos, combina viviendas de trabajadores (de la EMT, la RENFE), un poblado dirigido de realojo de vecinos expulsados de otras zonas de Madrid por operaciones urbanísticas, viviendas de obra social... sus vecinos son mayoritariamente inmigrantes interiores procedentes de Andalucía y Extremadura. La mayoría de las viviendas se conciben como viviendas provisionales que, sin embargo, se harán permanentes en el tiempo. Este hecho, unido a una inadecuada cimentación sobre terreno arcilloso, ha provocado un grave deterioro de las viviendas, que hacen de éste un problema que ha atravesado toda la historia del barrio. Con el paso de los años, San Cristóbal se ha ido enfrentando a distintos cambios, entre los que destacan los asociados a los procesos de reconversión de los años ochenta y los problemas que ésta trajo consigo: el desempleo y el golpe de la heroína.
El año 1983 marca una fractura en la historia de
San Cristóbal, con el realojo de varios grupos de gitanos, que despierta una fuerte oposición vecinal y concluye con la separación, aún vigente, entre esta comunidad y el resto de vecinos, en forma de universos paralelos.
Todos estos cambios se encuentran claramente presentes en la memoria de los habitantes de San Cristóbal, marcando las distintas etapas de una suerte de «historia oficial», compartida por todos los vecinos autóctonos payos y construida desde abajo. Sin embargo, no son problemas como el paro, la heroína o el realojo de los gitanos los que se colocan en el centro de esta historia, sino la lucha que el barrio organizó para afrontarlos: «Éste siempre ha sido un barrio muy peleón: las primeras movilizaciones se dan ya en los años cincuenta. Es un barrio muy político y muy sindical… siempre ha sido un barrio activo y muy de calle: un barrio para vivir», nos dice orgullosa una vecina. Y es que San Cristóbal es un barrio fundamentalmente obrero, muy ligado al activismo y a las reivindicaciones de sus distintas asociaciones (fundamentales la Asociación de Vecinos y las dos parroquias), que consiguieron para el barrio un gran número de infraestructuras, pese al olvido institucional, y lo dotaron de un tejido social que es el orgullo de sus vecinos y el principal referente de una «época dorada» (idealizada) que continuamente se añora: «Aquí había mucha solidaridad entre vecinos, pero eso es algo que se ha perdido», repiten una y otra vez. Estas luchas, unidas a una historia compartida y a la propia configuración espacial, hacen de San Cristóbal un barrio con una identidad vecinal muy fuerte (que configura un nosotros, perfectamente definido), en el que la idea de «barrio» o de «comunidad» ha estado y continúa estando muy presente. Y esto es así pese a los cambios que más recientemente ha experimentado el lugar.